sábado, 2 de febrero de 2013

Constructivismo


ÍNDICE.
1.    CONSTRUCTIVISMO.
2.    PEDAGOGÍA SISTÉMICA
3.    ORDENES DEL AMOR.
4.    PEDAGOGÍA DEL AMOR.


CONTENIDO:

      1.  CONSTRUCTIVISMO.

     El Modelo Constructivista está centrado en la persona, en sus experiencias previas de las que realiza nuevas construcciones mentales, considera que la construcción se produce:
a.      Cuando el sujeto interactúa con el objeto del conocimiento (Piaget).
b.      Cuando esto lo realiza en interacción con otros (Vygostky).
c.      Cuando es significativo para el sujeto (Ausubel)

     Una estrategia adecuada para llevar a la práctica este modelo es “El método de proyecto”, ya que permite interactiva en situaciones concretas y significativas y estimular el “saber”, el “saber hacer” el “saber ser”, es decir, lo conceptual, lo procedimental y lo atitudinal.

     Como figuras claves del constructivismo podemos citar a Jean Piaget y a Liv Vygostky.
Piaget se centra en cómo se construye el conocimiento partiendo desde la interacción con el medio. Por el contrario, Vygostky se centra en cómo el medio social permite una reconstrucción interna. La instrucción del aprendizaje surge de las aplicaciones  de la pedagogía conductual, donde se especifican los mecanismos conductuales para programar la enseñanza de conocimiento.

JEAN PIAGET

     Para Piaget, la inteligencia  tiene dos atributos principales: La Organización y la adaptación que consta de dos procesos simultáneos: la Asimilación y la Acomodación.

 “El Constructivismo plantea que nuestro mundo es un mundo humano, producto de la interacción humana con los estímulos naturales y sociales que hemos alcanzando a proceso desde nuestra “operaciones mentales” (Piaget.

      Esta posición filosófica constructivista implica que el conocimiento humano no se recibe en forma pasiva ni del mundo ni de nadie, sino que se es procesado y construido activamente, además la función cognitiva está al servicio de la vida, es una función adaptativa, y por lo tanto  el conocimiento permite que la persona organice su mundo de experiencias y vivencial.

    Para el constructivismo la objetividad en sí misma, separada del hombre no tiene sentido, pues todo conocimiento es una interpretación, una construcción mental de donde resulta imposible aislar al investigador de lo investigado.
El aprendizaje es siempre una reconstrucción interior y subjetiva.

LEV VYGOSTKY

     Vygostky ha significado que ya el aprendizaje no se considera como una actividad individual, sino más bien social. Se elabora la importancia de la interacción social en el aprendizaje.
Se ha comprobado que el estudiante aprende más eficazmente cuando lo hace en forma cooperativa.
     Si bien también la enseñanza debe individualizarse en el sentido de permitir a cada alumno trabajar con independencia y a su propio ritmo, es necesario promover la colaboración y el trabajo grupal, ya que se establecen mejores relaciones con los demás, aprenden más, se sienten más motivados, aumenta su autoestima y aprenden habilidades sociales más efectivas.
     En la práctica esta concepción social del constructivismo, se aplica en el trabajo cooperativo, pero es necesario tener muy claro los siguientes pasos que permiten al docente estructurar el proceso de enseñanza – aprendizaje cooperativo.

     El Constructivismo tiene como fin que el alumno construya su propio aprendizaje, por lo tanto, según TAMA (1986) el profesor en su Rol de mediador debe apoyar al alumno para:

1)      Enseñarle a pensar: Desarrollar en el alumno un conjunto de habilidades cognitivas que les permitan optimizar sus procesos de razonamiento.

2)   Enseñarles sobre el pensar: Animar a los alumnos a tomar conciencia de sus propios  procesos y estrategias mentales (metacognición) para poder controlarlos y modificarlos (autonomía), mejorando el rendimiento y la eficacia en el aprendizaje.

3)   Enseñarle sobre la base del pensar: Quiere decir incorporar objetivos de aprendizaje relativos a las habilidades cognitivas, dentro del currículo escolar.

2.    PEDAGOGÍA SISTÉMICA

     La pedagogía sistémica es una reciente corriente pedagógica basada en los estudios de Bert Hellinger y que se alza sobre lo que él llamó “órdenes de amor”.

 ¿Qué es la pedagogía sistémica?
     Por una parte, en un sentido específico la Pedagogía Sistémica es el fruto de aplicar la teoría de los órdenes del amor y las constelaciones familiares dentro de la educación. Como señala Angélica Olvera, es “la interrelación del proceso de trabajo personal de los maestros, el trabajo con los alumnos y la contextualización dentro de los órdenes del amor de ciertos contenidos curriculares a nivel educativo, junto con la necesaria inclusión de los padres de los alumnos dentro del proceso de educación”.

     En sentido más amplio, tras mi experiencia personal de estos años en que progresivamente he ido descubriendo este campo de conocimiento de tanta utilidad para la vida cotidiana, considero que la Pedagogía Sistémica es la educación que nos capacita para contemplar, ubicarnos y relacionarnos adecuadamente con los sistemas que nos rodean y con aquellos a los que pertenecemos; ya sean escolares, familiares, sociales u organizacionales. Es la disciplina que nos enseña a relacionarnos adecuadamente con los sistemas y que, a través de diferentes técnicas entre ellas las constelaciones familiares y los movimientos sistémicos, nos muestra el funcionamiento y la composición de dichos sistemas ; que nos enseña a mirarles a fin de descubrir si existe orden en los mismos, si estamos correctamente vinculados y ubicados y si cada cual ocupa el lugar que le corresponde para acceder a las fuentes de la fuerza que estos albergan para cada uno de sus miembros y para restablecer equilibrio dentro de los mismos.

     Si consideramos que la vida es un proceso de enseñanza –aprendizaje en sí mismo, la Pedagogía Sistémica contribuye a educarnos para la vida y sobre la vida ampliando nuestra mirada y nuestra conciencia, mostrándonos los componentes de los procesos y de los problemas y mostrándonos las direcciones de la solución a través de intervenciones estratégicas breves y sencillas cuya finalidad última no es tanto terapéutica como educativa. (Pastor, A. 2006).


3.    LAS ÓRDENES DEL AMOR DE BERT HELLINGE.
     
     Bert Hellinger, el fundador del trabajo de Constelaciones Familiares describe esas leyes como Órdenes del Amor y dice que cada miembro tiene que tener el derecho de pertenecer al sistema familiar donde está unido con todos y en cierto equilibrio entre todo lo que se da y se recibe.


  •       Primer Orden: Orden, Pertenencia y Jerarquía. Todos pertenecemos a un sistema y lo hacemos según el orden de llegada.
  •      Segundo Orden: Equilibrio entre el Dar y el Tomar. Primero tomo y luego doy. Si tomo puedo dar, si no tomo me agoto.
  •      Tercer orden: Las Normas y los Límites. Las normas garantizan la pertenencia al sistema y para pertenecer tengo que ser leal al sistema. Estas normas tienen que ver mucho con la conciencia de cada sistema.  (Bert Hellinger)



                         
     Estos vínculos invisibles de amor que generan nuestra vida y que cada uno metaboliza a su modo en su vida cotidiana en forma de una limitación o de un malestar crónico se desvelan en el trabajo con los Órdenes del Amor según Bert Hellinger liberando a la persona de su carga negativa.

     Aunque estemos a mil kilómetros, aunque no conozcamos a nuestros padres biológicos, aunque no nos guste, somos  el fruto de nuestra familia. Estamos hechos con las células de todo nuestro sistema familiar biológico.

     "A veces tenemos la idea de que somos independientes y libres y de que somos capaces de decidir independientemente sobre nuestro destino. A través de este trabajo podemos ver cómo estamos intrincados en la vida de los demás, y de todo el mundo.

     Porque lo que ya no está sólo está aparentemente pasado: vive dentro de nosotros.

     Tenemos vagas ideas acerca del futuro, pero debemos reconocer que hubo algo antes que nosotros y habrá algo después.  Había ya algo nuestro antes de que naciéramos, y habrá quedado algo nuestro cuando hayamos partido." (Bert Hellinger, marzo 2007, Barcelona)

PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA PEDAGOGÍA  SISTÉMICA.

La Pedagogía Sistémica Cudec se fundamenta en unos Principios Básicos, algunos de los cuales hemos desarrollados en la página de "Artículos" de esta sección.


“Primero es tomar, y después de lo tomado, puedo dar. Si no tomo primero, si  no me lleno ¿cómo puedo dar aquello que no poseo? La primera fuente son los padres. Los padres dan y los hijos toman, ese es el orden”. (Bert Hellinger).

4.    PEDAGOGÍA DEL AMOR
Pedagogía del amor y la ternura.
Por:   Antonio Pérez Esclarín

     El amor es el principio pedagógico esencial. De muy poco va a servir que un docente se haya graduado con excelentes calificaciones en las universidades más prestigiosas, si carece de este principio.  En educación es imposible ser efectivo sin ser afectivo. No es posible  calidad sin calidez. Ningún método, ninguna técnica, ningún currículo por abultado que sea, puede reemplazar al afecto en educación. Amor se escribe con “a” de ayuda, apoyo, ánimo, aliento, asombro, acompañamiento, amistad. El educador es un amigo que ayuda a cada alumno, especialmente a los más carentes y necesitados, a superarse, a crecer, a ser mejores.
     Amar significa aceptar al alumno como es, siempre original y distinto a  mí y a los demás alumnos, afirmar su valía y dignidad, más allá de si me cae bien o mal, de si lo encuentro simpático o antipático, de si es inteligente o lento  en su aprendizaje, de si se muestra interesado o desinteresado.  El amor genera confianza y seguridad. Es muy importante que el niño se sienta en la escuela, desde el primer día,  aceptado, valorado   y seguro. Sólo en una atmósfera de seguridad, alegría y confianza podrá florecer  la sensibilidad, el respeto mutuo  y la motivación, tan esenciales para un aprendizaje autónomo. Hacer niños felices es levantar personas buenas. Educar es un acto de amor mutuo. Es muy difícil crear un clima propicio al aprendizaje si no hay relaciones cordiales y afectuosas entre el profesor y el alumno, si uno rechaza o no acepta al otro. El amor es también paciente y sabe esperar. Por eso, respeta los ritmos y modos de aprender de cada alumno y siempre está dispuesto a brindar una  nueva oportunidad. La educación es una siembra a largo plazo y no siempre se ven los frutos. De ahí que la paciencia se alimenta de esperanza, de una fe imperecedera en las posibilidades de superación de cada persona. La paciencia esperanzada impide el desánimo y la contaminación de esa cultura del pesimismo y la resignación que parecen haberse instalado en tantos centros educativos.
     Para ser paciente, uno tiene que tener el corazón en paz. Sólo así será  capaz de comprender, sin perder los estribos,  situaciones inesperadas o conductas inapropiadas, y podrá asumir las situaciones conflictivas como verdaderas oportunidades para educar. La paciencia evita las agresiones, insultos o descalificaciones, tan comunes en el proceso educativo cuando uno “pierde la paciencia”. El amor paciente no etiqueta a las personas, respeta siempre,  no guarda rencores, no promueve venganzas; perdona sin condiciones, motiva y anima, no pierde nunca la esperanza.
      Amar no es consentir, sobreproteger, regalar notas, dejar hacer. El amor  no se fija en las carencias del alumno sino más bien, en sus talentos y potencialidades.  El amor no crea dependencia, sino que da alas a la libertad e impulsa a ser mejor. Busca el bien-ser y no sólo el bienestar de los demás. Ama el maestro que cree en cada alumno y lo acepta y valora como es, con su cultura, su familia, sus carencias, sus talentos, sus heridas, sus problemas, su lenguaje, sus sueños, miedos e ilusiones; celebra y se alegra de los éxitos de cada uno aunque sean parciales; y siempre está dispuesto a ayudarle para que llegue tan lejos como le sea posible en su crecimiento y desarrollo integral. Por ello, se esfuerza por conocer la realidad familiar y social de cada alumno para, a partir de ella, y a poder ser con la alianza de la familia, poder brindarle un mejor servicio educativo.
     Algunos, en vez de hablar de la pedagogía del amor, prefieren hablar de la pedagogía de la ternura para enfatizar ese arte de educar con cariño, con sensibilidad, para alimentar la autoestima, sanar las heridas  y superar los complejos de inferioridad o incapacidad. Es una pedagogía que evita herir, comparar, discriminar por motivos religiosos, raciales, físicos, sociales o culturales. La pedagogía de la ternura se opone a la pedagogía de la violencia y en vez de aceptar el dicho de que “la letra con sangre entra”, propone más bien el de  “la letra con cariño entra”; en vez de “quien bien te quiere te hará llorar”,  “quien bien te quiere te hará feliz”.
     La pedagogía del amor o pedagogía de la ternura es reconocimiento de diferencias, capacidad para comprender y tolerar, para dialogar y llegar a acuerdos, para soñar y reír, para enfrentar la adversidad y aprender de las derrotas y de los fracasos, tanto como de los aciertos y los éxitos. La ternura es encariñamiento con lo que hacemos y lo que somos, es deseo de transformarnos y ser cada vez más grandes y mejores. Por esto, ternura también es exigencia, compromiso, responsabilidad, rigor, cumplimiento, trabajo sistemático, dedicación y esfuerzo, crítica permanente y fraterna. En consecuencia, no promueve el dejar hacer o deja pasar, ni el caos, el desorden o la indisciplina; por el contrario, promueve la construcción de normas de manera colectiva, que partan de las convicciones y sentimientos y que suponen la motivación necesaria para que se cumplan.


Conclusión

     Los temas desarrollados tienen gran influencia tanto personal, como profesional; debe haber un equilibrio entre la mente  los sentimientos. “Sabiduría y Valores”… Impartir conocimientos, transmitiendo amor, pero tomando y aceptando el puesto superior de Maestro.
“Bert Halliger” cita su estudio sobre el orden del amor, que implica que todos pertenecemos a un propio sistema, la jerarquía, según su orden mamá y papá son superiores a nosotros.
El reconocer lo que somos y tener en claro lo que queremos, “Nosotros somos lo que queremos ser...”



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