ÍNDICE.
1. CONSTRUCTIVISMO.
2.
PEDAGOGÍA SISTÉMICA
3.
ORDENES DEL AMOR.
4.
PEDAGOGÍA DEL AMOR.
CONTENIDO:
1. CONSTRUCTIVISMO.
El Modelo
Constructivista está centrado en la persona, en sus experiencias previas de las
que realiza nuevas construcciones mentales, considera que la construcción se
produce:
a. Cuando el sujeto interactúa
con el objeto del conocimiento (Piaget).
b. Cuando esto lo realiza en
interacción con otros (Vygostky).
c. Cuando es significativo para
el sujeto (Ausubel)
Una
estrategia adecuada para llevar a la práctica este modelo es “El método de
proyecto”, ya que permite interactiva en situaciones concretas y significativas
y estimular el “saber”, el “saber hacer” el “saber ser”, es decir, lo
conceptual, lo procedimental y lo atitudinal.
Como
figuras claves del constructivismo podemos citar a Jean Piaget y a Liv Vygostky.
Piaget se centra en cómo se construye el conocimiento
partiendo desde la interacción con el medio. Por el contrario, Vygostky se
centra en cómo el medio social permite una reconstrucción interna. La
instrucción del aprendizaje surge de las aplicaciones de la pedagogía conductual, donde se
especifican los mecanismos conductuales para programar la enseñanza de
conocimiento.
JEAN PIAGET
Para Piaget,
la inteligencia tiene dos atributos
principales: La Organización y la adaptación que consta de dos procesos
simultáneos: la Asimilación y la Acomodación.
“El
Constructivismo plantea que nuestro mundo es un mundo humano, producto de la
interacción humana con los estímulos naturales y sociales que hemos alcanzando
a proceso desde nuestra “operaciones mentales” (Piaget.
Esta
posición filosófica constructivista implica que el conocimiento humano no se
recibe en forma pasiva ni del mundo ni de nadie, sino que se es procesado y
construido activamente, además la función cognitiva está al servicio de la
vida, es una función adaptativa, y por lo tanto
el conocimiento permite que la persona organice su mundo de experiencias
y vivencial.
Para el constructivismo
la objetividad en sí misma, separada del hombre no tiene sentido, pues todo
conocimiento es una interpretación, una construcción mental de donde resulta
imposible aislar al investigador de lo investigado.
El aprendizaje es siempre una reconstrucción interior
y subjetiva.
LEV VYGOSTKY
Vygostky ha
significado que ya el aprendizaje no se considera como una actividad individual,
sino más bien social. Se elabora la importancia de la interacción social en el
aprendizaje.
Se ha comprobado que el estudiante aprende más
eficazmente cuando lo hace en forma cooperativa.
Si bien
también la enseñanza debe individualizarse en el sentido de permitir a cada
alumno trabajar con independencia y a su propio ritmo, es necesario promover la
colaboración y el trabajo grupal, ya que se establecen mejores relaciones con
los demás, aprenden más, se sienten más motivados, aumenta su autoestima y
aprenden habilidades sociales más efectivas.
En la
práctica esta concepción social del constructivismo, se aplica en el trabajo
cooperativo, pero es necesario tener muy claro los siguientes pasos que
permiten al docente estructurar el proceso de enseñanza – aprendizaje
cooperativo.
El
Constructivismo tiene como fin que el alumno construya su propio aprendizaje,
por lo tanto, según TAMA (1986) el profesor en su Rol de mediador debe apoyar
al alumno para:
1)
Enseñarle a pensar: Desarrollar en el alumno un conjunto de habilidades cognitivas que les
permitan optimizar sus procesos de razonamiento.
2)
Enseñarles sobre el pensar: Animar a los alumnos a tomar conciencia de sus
propios procesos y estrategias mentales
(metacognición) para poder controlarlos y modificarlos (autonomía), mejorando
el rendimiento y la eficacia en el aprendizaje.
3)
Enseñarle sobre la base del pensar: Quiere decir incorporar objetivos de aprendizaje
relativos a las habilidades cognitivas, dentro del currículo escolar.
2.
PEDAGOGÍA SISTÉMICA
La pedagogía sistémica es una reciente
corriente pedagógica basada en los estudios de Bert Hellinger y que se alza
sobre lo que él llamó “órdenes de amor”.
¿Qué es la pedagogía sistémica?
Por una parte, en un
sentido específico la Pedagogía Sistémica es el fruto de aplicar la teoría de
los órdenes del amor y las constelaciones familiares dentro de la educación.
Como señala Angélica Olvera, es “la interrelación del proceso de trabajo
personal de los maestros, el trabajo con los alumnos y la contextualización
dentro de los órdenes del amor de ciertos contenidos curriculares a nivel
educativo, junto con la necesaria inclusión de los padres de los alumnos dentro
del proceso de educación”.
En sentido más amplio, tras mi experiencia
personal de estos años en que progresivamente he ido descubriendo este campo de
conocimiento de tanta utilidad para la vida cotidiana, considero que la
Pedagogía Sistémica es la educación que nos capacita para contemplar, ubicarnos
y relacionarnos adecuadamente con los sistemas que nos rodean y con aquellos a
los que pertenecemos; ya sean escolares, familiares, sociales u organizacionales.
Es la disciplina que nos enseña a relacionarnos adecuadamente con los sistemas
y que, a través de diferentes técnicas entre ellas las constelaciones
familiares y los movimientos sistémicos, nos muestra el funcionamiento y la
composición de dichos sistemas ; que nos enseña a mirarles a fin de descubrir
si existe orden en los mismos, si estamos correctamente vinculados y ubicados y
si cada cual ocupa el lugar que le corresponde para acceder a las fuentes de la
fuerza que estos albergan para cada uno de sus miembros y para restablecer equilibrio
dentro de los mismos.
Si consideramos que la vida es un proceso
de enseñanza –aprendizaje en sí mismo, la Pedagogía Sistémica contribuye a
educarnos para la vida y sobre la vida ampliando nuestra mirada y nuestra
conciencia, mostrándonos los componentes de los procesos y de los problemas y
mostrándonos las direcciones de la solución a través de intervenciones
estratégicas breves y sencillas cuya finalidad última no es tanto terapéutica
como educativa. (Pastor, A. 2006).
3.
LAS ÓRDENES DEL
AMOR DE BERT HELLINGE.
Bert Hellinger, el fundador
del trabajo de Constelaciones Familiares describe esas leyes como Órdenes del
Amor y dice que cada miembro tiene que tener el derecho de pertenecer al
sistema familiar donde está unido con todos y en cierto equilibrio entre todo
lo que se da y se recibe.
- Primer Orden: Orden, Pertenencia y Jerarquía. Todos pertenecemos a un sistema y lo hacemos según el orden de llegada.
- Segundo Orden: Equilibrio entre el Dar y el Tomar. Primero tomo y luego doy. Si tomo puedo dar, si no tomo me agoto.
- Tercer orden: Las Normas y los Límites. Las normas garantizan la pertenencia al sistema y para pertenecer tengo que ser leal al sistema. Estas normas tienen que ver mucho con la conciencia de cada sistema. (Bert Hellinger)
Estos vínculos invisibles de amor que
generan nuestra vida y que cada uno metaboliza a su modo en su vida cotidiana
en forma de una limitación o de un malestar crónico se desvelan en el trabajo
con los Órdenes del Amor
según Bert Hellinger liberando a la persona de su carga negativa.
Aunque estemos a mil kilómetros, aunque no
conozcamos a nuestros padres biológicos, aunque no nos guste, somos el
fruto de nuestra familia. Estamos hechos con las células de todo nuestro
sistema familiar biológico.
"A veces tenemos la idea de que somos
independientes y libres y de que somos capaces de decidir independientemente
sobre nuestro destino. A través de este trabajo podemos ver cómo estamos
intrincados en la vida de los demás, y de todo el mundo.
Porque lo que ya no está sólo está
aparentemente pasado: vive dentro de nosotros.
Tenemos vagas ideas acerca del futuro, pero
debemos reconocer que hubo algo antes que nosotros y habrá algo después.
Había ya algo nuestro antes de que naciéramos, y habrá quedado algo nuestro
cuando hayamos partido." (Bert Hellinger, marzo 2007, Barcelona)
PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA
PEDAGOGÍA SISTÉMICA.
La Pedagogía Sistémica Cudec se
fundamenta en unos Principios Básicos, algunos de los cuales hemos
desarrollados en la página de "Artículos" de esta sección.
“Primero es tomar,
y después de lo tomado, puedo dar. Si no tomo primero, si no me lleno
¿cómo puedo dar aquello que no poseo? La primera fuente son los padres. Los
padres dan y los hijos toman, ese es el orden”. (Bert Hellinger).
4.
PEDAGOGÍA DEL AMOR
Pedagogía del amor
y la ternura.
Por: Antonio
Pérez Esclarín
El amor es el principio pedagógico
esencial. De muy poco va a servir que un docente se haya graduado con
excelentes calificaciones en las universidades más prestigiosas, si carece de
este principio. En educación es imposible ser efectivo sin ser afectivo.
No es posible calidad sin calidez. Ningún método, ninguna técnica, ningún
currículo por abultado que sea, puede reemplazar al afecto en educación. Amor
se escribe con “a” de ayuda, apoyo, ánimo, aliento, asombro, acompañamiento,
amistad. El educador es un amigo que ayuda a cada alumno, especialmente a los
más carentes y necesitados, a superarse, a crecer, a ser mejores.
Amar significa aceptar al alumno como es,
siempre original y distinto a mí y a los demás alumnos, afirmar su valía
y dignidad, más allá de si me cae bien o mal, de si lo encuentro simpático o
antipático, de si es inteligente o lento en su aprendizaje, de si se
muestra interesado o desinteresado. El amor genera confianza y seguridad.
Es muy importante que el niño se sienta en la escuela, desde el primer día,
aceptado, valorado y seguro. Sólo en una atmósfera de seguridad,
alegría y confianza podrá florecer la sensibilidad, el respeto mutuo
y la motivación, tan esenciales para un aprendizaje autónomo. Hacer niños
felices es levantar personas buenas. Educar es un acto de amor mutuo. Es muy
difícil crear un clima propicio al aprendizaje si no hay relaciones cordiales y
afectuosas entre el profesor y el alumno, si uno rechaza o no acepta al otro. El
amor es también paciente y sabe esperar. Por eso, respeta los ritmos y modos de
aprender de cada alumno y siempre está dispuesto a brindar una nueva
oportunidad. La educación es una siembra a largo plazo y no siempre se ven los
frutos. De ahí que la paciencia se alimenta de esperanza, de una fe
imperecedera en las posibilidades de superación de cada persona. La paciencia
esperanzada impide el desánimo y la contaminación de esa cultura del pesimismo
y la resignación que parecen haberse instalado en tantos centros educativos.
Para ser paciente, uno tiene que tener el
corazón en paz. Sólo así será capaz de comprender, sin perder los
estribos, situaciones inesperadas o conductas inapropiadas, y podrá
asumir las situaciones conflictivas como verdaderas oportunidades para educar.
La paciencia evita las agresiones, insultos o descalificaciones, tan comunes en
el proceso educativo cuando uno “pierde la paciencia”. El amor paciente no
etiqueta a las personas, respeta siempre, no guarda rencores, no promueve
venganzas; perdona sin condiciones, motiva y anima, no pierde nunca la
esperanza.
Amar no es consentir, sobreproteger,
regalar notas, dejar hacer. El amor no se fija en las carencias del
alumno sino más bien, en sus talentos y potencialidades. El amor no crea
dependencia, sino que da alas a la libertad e impulsa a ser mejor. Busca el
bien-ser y no sólo el bienestar de los demás. Ama el maestro que cree en cada
alumno y lo acepta y valora como es, con su cultura, su familia, sus carencias,
sus talentos, sus heridas, sus problemas, su lenguaje, sus sueños, miedos e
ilusiones; celebra y se alegra de los éxitos de cada uno aunque sean parciales;
y siempre está dispuesto a ayudarle para que llegue tan lejos como le sea posible
en su crecimiento y desarrollo integral. Por ello, se esfuerza por conocer la
realidad familiar y social de cada alumno para, a partir de ella, y a poder ser
con la alianza de la familia, poder brindarle un mejor servicio educativo.
Algunos, en vez de hablar de la pedagogía
del amor, prefieren hablar de la pedagogía de la ternura para enfatizar ese
arte de educar con cariño, con sensibilidad, para alimentar la autoestima,
sanar las heridas y superar los complejos de inferioridad o incapacidad.
Es una pedagogía que evita herir, comparar, discriminar por motivos religiosos,
raciales, físicos, sociales o culturales. La pedagogía de la ternura se opone a
la pedagogía de la violencia y en vez de aceptar el dicho de que “la letra con
sangre entra”, propone más bien el de “la letra con cariño entra”; en vez
de “quien bien te quiere te hará llorar”, “quien bien te quiere te hará
feliz”.
La pedagogía del amor o pedagogía de la
ternura es reconocimiento de diferencias, capacidad para comprender y tolerar,
para dialogar y llegar a acuerdos, para soñar y reír, para enfrentar la
adversidad y aprender de las derrotas y de los fracasos, tanto como de los
aciertos y los éxitos. La ternura es encariñamiento con lo que hacemos y lo que
somos, es deseo de transformarnos y ser cada vez más grandes y mejores. Por
esto, ternura también es exigencia, compromiso, responsabilidad, rigor,
cumplimiento, trabajo sistemático, dedicación y esfuerzo, crítica permanente y
fraterna. En consecuencia, no promueve el dejar hacer o deja pasar, ni el caos,
el desorden o la indisciplina; por el contrario, promueve la construcción de
normas de manera colectiva, que partan de las convicciones y sentimientos y que
suponen la motivación necesaria para que se cumplan.
Conclusión
Los
temas desarrollados tienen gran influencia tanto personal, como profesional;
debe haber un equilibrio entre la mente
los sentimientos. “Sabiduría y Valores”… Impartir conocimientos,
transmitiendo amor, pero tomando y aceptando el puesto superior de Maestro.
“Bert
Halliger” cita su estudio sobre el orden del amor, que implica que todos
pertenecemos a un propio sistema, la jerarquía, según su orden mamá y papá son
superiores a nosotros.
El
reconocer lo que somos y tener en claro lo que queremos, “Nosotros somos lo que
queremos ser...”
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